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Responder al caos.

  • Foto del escritor: INFLUENTE
    INFLUENTE
  • 18 mar 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 11 dic 2022




Antes de Jesús no había nada, no había una solución, un buen resultado, una esperanza, o una buena estrategia para parar el dolor, la desesperanza o el odio.


Después de Jesús, nos llenamos de promesas, de sonrisas, de paz y de gozo, de restauración, de perdón y de amor.


El antes y después, eso es lo que hay.

De lo que fue y de lo que será.

De lo que era y de lo que ahora soy.


En pleno siglo XXI con tantas corridas, tanto desastre y tanta información, nos olvidamos de lo que Jesús ya nos prometió, lo que prometió que va hacer en y con nosotros.


En el siglo de la tecnología, las ideologías y la diversidad es difícil ser fiel a nuestros principios o creencias, pero mientras mas estemos mas conectados con la fuente es cada vez mas fácil, mas te conectas, mas fácil se vuelve mantenerte fiel.


¿Cómo vivir en un mundo como este, que funciona al revés de lo que la biblia dice y no estresarse?


  • Recordando sus promesas: promete cambio, tesoros, gozo...

  • Recordando su dolor: por su dolor nosotros tenemos sanidad, tenemos paz y podemos ser restaurados.

  • Recordando Su gloria: por su gloria, por su poder, podemos hacerlo todo posible, podemos ir y proclamar su nombre, y el viene y nos escucha, nos responde y obra en nosotros.

El es poderoso para sanar, para hablarte y para sostener las estrellas justo todo al mismo tiempo.


Y en esta época, con un virus a la puerta, con la traición del mundo, las injusticias en todos lados y el odio rodeándonos es primordial recordar y colocar resaltador en nuestros corazones de que Jesús es nuestra paz, y nos manda a transmitir ese amor que nos da a otros, no odiar junto con ellos o preocuparnos junto con ellos.


Debemos confiar en sus promesas, dar lo que hemos recibido y erradicar la maldad juntos.

Juan 14: 27. Mi paz os dejo, mi paz os doy yo no la doy como la da el mundo.


Satanás quiere acecharnos, hacer que dudemos y guiarnos por la incredulidad, pero nosotros si nos sostenemos a la roca fuerte podemos aplastarlo como se debe, nunca por nuestras propias fuerzas, sino con la fuerza y guianza de Dios.


Veamos a Jesús en el desierto, al tener hambre en su tiempo de ayuno, Satanás quería acecharlo, y le hablo a cerca de la biblia al mismísimo Jesús, pero con engaños, luego justo Jesús le devolvió con la misma palabra, no se atribulo ni dudo, porque estaba seguro quien era su roca, su paz y su esperanza. Cuando estamos seguros allí, y pasamos por alguna prueba hagamos como Jesús, recordemos la palabra, recordemos la verdad.


Así que vivamos en paz, a pesar de las tribulaciones, confiemos que Dios ha vencido.

Y FUERTE GRITEMOS EN QUIEN CREEMOS Y EN QUIEN PONEMOS NUESTRA CONFIANZA.






 
 
 

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